En la infancia, cuando volvía a casa después de vacaciones,
cerraba los ojos e imaginaba que estaba en ese lugar, lo recordaba como si
estuviera ahí, podría recordar la textura de la escalera de cemento, el pájaro volando
y mi bis abuela masticando un dulce en su boca.
Cuando empecé a salir sola de vacaciones en aventuras adolescentes siempre me quería quedar
viviendo ahí, pero era irreal el sentimiento, lo olvidaba en otro paseo. Ahora
que lo pienso, quería ir a muchas partes pero no pertenecer.
Hace un par de meses realice un viaje y lo realice con tanto
deseo de conocer y de quererlo apasionadamente, y se apodero de mi el
sentimiento de imaginarme un día mas en ese lugar. Hace un par semanas cuando realice un viaje a
otro lugar, a otra cultura occidental pero mas alegre, sentí infinito deseo de
lo mismo. Esas ganas de quedarse por un tiempo y vivir otra cosa distinta pero
vivirla como un desafío caprichoso del buen vivir, de querer ser parte de un
lugar al que le es indiferente tu presencia. Mi ultima mañana en esa playa, la
disfrute con un trote matutino, en cada segundo grabe el ruido de la arena al
ser aplastada por mis zapatillas, el viento suave del amanecer, y el olor a mar
salado. hoy cuando me propuse imaginarme ahí, cerré los ojos y al abrirlos un abuelo que
caminaba tras de mi me saludo y me pregunto en mi mismo idioma si quería ir a
navegar en el bote de madera a medio pintar que estaba a la orilla de la playa,
mi boca empezó a decir oraciones en un idioma que yo no hablaba, al
parecer le respondí que sí quería. Entonces
nos metimos mar adentro y al llegar a la isla de los peces saltarines el
anciano estaciono el bote y se metió en la selva de la que jamas salio, nade
con los peces y cuando quise volver, me encontraba trabajando grabando una sesión
de cuentacuentos.
Me encantaría saber el nombre de eso que siento, porque de
verdad abandono mi cuerpo por unos segundos y me dirijo a donde quiera., lo he buscado,
pero no logro explicarme ante el eterno enredo de google.